viernes, 9 de marzo de 2018

El amanecer de un #9M y la continuidad del feminismo


La huelga feminista fue un movimiento impresionante: el éxito de los parones, el apoyo de los compañeros y el éxtasis de caminar entre millares de hermanas - abuelas, adultas y niñas - y compañeros masculinos luchando por un mundo mejor es un sentimiento que gran parte de nosotras va a llevar dentro de sí. Hubieron muchos momentos bonitos y emocionantes, como ver un niño de 5 años sentado en los hombros de su papá gritando mensajes feministas. Ayer hicimos parte de la historia en uno de los más grandes movimientos de lucha por los derechos humanos.



¿Fuimos un número bastante significativo?

Lo primero que nos toca es que entendamos nuestras propias debilidades. De acuerdo con las estadísticas oficiales de la delegación del Gobierno en Madrid, una cifra de 170.000 personas estuvieron en las calles sumándose a las manifestaciones. Es un número realmente significativo. ¿O no?

Los que allí estuvimos correspondemos a poco más de 5% de toda la población de la ciudad de Madrid. Las mujeres fuimos la mayoría, pero por observación (no hay datos oficiales disponibles) la adhesión de hombres puede haber llegado a los 30% - quizás más - del total. Así que mujeres debemos haber sido cerca de 119.000. Si consideramos la cantidad de madrileñas entre los 20 y 59 años, que son las que más tenían posibilidades de estar con nosotras en las manifestaciones, nuestro número no llega al 13% del total. 

Es fenomenal alcanzar casi el 13% del total de las mujeres entre 20-59 años en una manifestación callejera. Pero queda una pregunta: ¿dónde estaban los otros 87% de mujeres? ¿Dónde fallamos para que 810.500 mujeres no estuviesen con nosotras? 

Podemos buscar muchas posibilidades de respuesta, pero en mi opinión personal la principal razón es que el feminismo no ha conseguido llegar a ser entendido por la inmensa mayoría de nosotras.

Muchas mujeres empezaron a hablar del feminismo por primera vez en las semanas anteriores al #8M. Antes poco se hablaba, poco se discutía. En la mentalidad social, el feminismo se encontraba oculto y asociado solamente al radicalismo.

Y creo que ahí está la clave para que consigamos de hecho construir un futuro mejor: hacer del feminismo parte integral de nuestras vidas, hoy y siempre.


Vivir el feminismo con una sonrisa en la cara

Si buscamos un mundo mejor, seamos personas mejores. Decir “soy feminista” debería ser dicho siempre con seriedad pero acompañado de una sonrisa, pues eso es algo muy bueno; estamos declarando que luchamos por la igualdad, que creemos que nosotras y la persona que nos escucha tenemos el mismo valor.

Debemos mantener el feminismo vivo y como parte integrante de nuestras identidades. Debemos siempre hablar del feminismo; explicar nuestros puntos de vista para mujeres y hombres; escuchar sus puntos de vista; contar nuestras experiencias, evidenciar las injusticias sociales; explicar porque tenemos nuestros derechos violados; aclarar que el “más” para nosotras no significa “menos” para ellos. 

Necesitamos reforzar la sororidad: ser hermanas de verdad, y no solamente mientras llevamos las banderas en las calles. Necesitamos empoderar otras mujeres, enseñarles que podemos mejorar el mundo, que podemos mejorar sus situaciones. Necesitamos extender nuestras manos a nuestras hermanas que nos necesitan, víctimas de violencia física, de violencia social, cultural, como nosotras.

Necesitamos, por otro lado, ayudar a desarrollar un sentimiento de solidaridad entre mujeres y hombres. Tenemos que SER el cambio que buscamos. Las manifestaciones del #8M nos enseñaron que tenemos muchos aliados reales y otros potenciales entre las fieras masculinas. Tenemos que empoderarles también. Enseñarles que pueden ser agentes del nuevo mundo también fuera de las manifestaciones, pero con actos, palabras y comportamiento. Y hablando con otras personas. Recordar que el feminismo nació de nosotras, pero debe ser un movimiento inclusivo y debemos llenarnos de orgullo al escuchar un hombre decir: soy feminista. Debemos fortalecer sus creencias y convicciones, y discutir junt@s cómo podemos ser mejores personas y mejores sociedades.


Nuestra lucha es contra el sexismo, no contra los hombres

No debemos cometer los mismos errores de la cultura patriarcal y considerar como enemigos aquellos que se oponen a nosotras. La dicotomía “nosotros-ellos” y la solución agresiva de conflictos son características típicas do sexismo. El feminismo, por otro lado, es un movimiento de lucha pacífica, de impregnar la sociedad de amor y justicia social. Hombres y mujeres no son enemigos, son grupos sociales con intereses distintos que pueden llegar a soluciones pacíficas.

Todas las feministas sabemos: ellos nos necesitan! Somos imprescindibles para la sociedad. Pero lo que poquísimas feministas admiten es que igual nosotras también les necesitamos. La sociedad que buscamos necesita a todas y todos por igual: mujeres y hombres.

Así que donde debemos enfocar nuestra lucha no es contra los hombres en general, pero contra cualquier forma de machismo, y principalmente la violencia. Debemos condenar, denunciar y exigir cambios en relación al sexismo que impregna nuestras sociedades. Y podemos hacerlo con el apoyo de los propios hombres, muchos de los cuales reconocen las injusticias y son favorables al cambio.


Un nuevo día y el feminismo sigue

Ya amanece un nuevo día… la manifestaciones se acabaron y ya quitamos las pinturas moradas de nuestras caras… pero el feminismo sigue! Un feminismo fortalecido por la demostración de fuerza y solidaridad. Ahora nos toca poner en práctica lo que muchas solo hemos empezado ayer; mantener las banderas erguidas y agitadas. Nos toca vivir, practicar y multiplicar el feminismo en este #9M y en todos los días de nuestras vidas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario