sábado, 3 de marzo de 2018

Algunas personas aún cuestionan si mujeres trans también deben sumarse a la huelga feminista


Dentro de pocos días tendrá lugar posiblemente el más grande movimiento femenino de la historia. Se espera que millones de mujeres crucen los brazos a sus obligaciones cotidianas y salgan a las calles de todo el mundo en señal de protesta por la inobservancia de sus derechos fundamentales y por la esperanza de un futuro mejor para todas y todos.

Pero es lastimoso notarse que la sororidad feminista es todavía incomprendida por muchas y aún mismo negada por otras, y hay diversas personas que aún cuestionan la adhesión de las mujeres trans al movimiento feminista y en su caso a la huelga del 8 de marzo, que más le representa. En ese sentido, intentamos brevemente identificar las principales voces anti inclusivas y discutir sus principales contenidos.


Oposición de argumentación biodeterminista:
Los movimientos "feministas radicales trans-excluyentes"

Por un lado, encontramos los movimientos identificados por la sigla TERF (Trans-Exclusionary Radical Feminism). Su premisa básica es de que mujeres son solamente aquellas nacidas con aparatos genitales femeninos y cromosomas XX. En ese sentido, todas las demás mujeres fuera de esa categoría no tendrían derecho de hablar en nombre das “mujeres de verdad” y de participar de sus movimientos.

Esencialmente, aunque sus argumentos estén basados en teorías científicas, como el determinismo biológico, su contradicción ideológica es tan fuerte que carecen de sentido en su propia esencia. Lo que hacen estos grupos es reafirmar el carácter binario de las sociedades y negar el propio concepto de género, identificado como un producto sociocultural por el propio movimiento feminista desde sus orígenes en el siglo XVIII (aunque el término “género” todavía no era empleado). 

Así, como movimiento social esta corriente tiene todo el derecho de tener voz y defender sus ideas, pero pierden toda la legitimidad de intitularse “feministas”. Luego, si no luchan por una igualdad real y no comparten lo más básico de las ideas feministas, podemos cuestionar si es razonable que este grupo tome parte en su movimiento. Pero no debemos negarle su derecho a estar con nosotras y caminar lado a lado, porque las feministas tenemos que ¡sumar, no dividir!



Oposición de argumentación política:
El conflicto de agendas


Existe también un gran número de mujeres cis que no se consideran “trans-excluyentes” e inclusive niegan la fundamentación biológica de la exclusión de mujeres transgénero. Pero, por otro lado, argumentan que estas configurarían una categoría en apartado dentro del escenario político, pues gran parte de su agenda de intereses sería ajena al feminismo. Su fundamentación es que las mujeres trans luchan por muchas demandas que no son comunes a las mujeres cis, y terminan por intentar monopolizar los debates, desviar el foco de lucha, generar fisuras ideológicas y dividir el movimiento.

Ante todo, tenemos que reconocer la veracidad del argumento de que las mujeres trans son un colectivo todavía más oprimido que las mujeres cis y luchan por muchos derechos ya conquistados por estas o que no están presentes en la clásica agenda femenina. Existen innegablemente necesidades que son exclusivas de las personas trans. Pero de la misma forma, existen y siempre existieron necesidades exclusivas de distintos colectivos de mujeres, ajenas a los principios básicos que fundamentaron el surgimiento del feminismo como movimiento sociopolítico. Estas demandas fueron sumándose e incorporándose en su agenda política: por ejemplo, la abolición de la esclavitud, la migración, los movimiento contra la guerra, los intereses de las mujeres musulmanas, los intereses de las mujeres de sociedades tribales o la mutilación genital femenina.

Desde los tiempos clásicos de las sociedades patriarcales, el principio político dīvide et imperā ya era usado para subyugar los adversarios y garantizar el mantenimiento del status quo. Hoy, la promoción de la disgregación y de la división de los movimientos femeninos sigue siendo una sutil arma de la cultura sexista para evitar el empoderamiento de las mujeres y garantizar la dominación sociocultural de los intereses masculinos. En ese sentido, es una necesidad dar acogida a todas las demandas femeninas y entender que las necesidades e intereses específicos de las mujeres trans do son motivos de exclusión, pero si de adición. Ninguna mujer es igual a otra y es la fuerza de sus distintas voces que refuerza, enriquece y engrandece la lucha feminista contra todas las formas de opresión. ¡Sumar, no dividir!


Oposición de origen social:
La invisibilidad y la enajenación

Lamentablemente, gran parte de las mujeres que cuestionan la adhesión trans al movimiento feminista son las propias mujeres trans, donde podemos considerar dos distintos grupos:

Primero, están las que se sienten excluidas y marginadas. En general son las mujeres más vulnerables y con más necesidades, pero que se encuentran tan oprimidas que siquiera perciben que tienen voz y suelen sentirse socialmente y emocionalmente tan aisladas que no pueden percibir su propia capacidad de luchar por sus derechos. En ese sentido, el empoderamiento de esas mujeres es fundamental para que puedan sentirse capaces y partes integrantes de un movimiento inclusivo, de respeto a la diversidad, igualdad social y jurídica de todas las personas.

Por otro lado están las mujeres trans diametralmente opuestas: las que se sienten integradas, con roles sociales bien definidos dentro de la lógica binaria. En muchas de estas mujeres, hay un sentimiento de conformismo y satisfacción en jugar de acuerdo con las reglas ya establecidas. Su sentimiento de victoria de ser socialmente aceptada como mujer es tan fuerte que hace con que encuentren e interpreten su papel dentro de la cultura sexista, y así reproduzcan las normas sociales de subyugación de su propio género, enajenándose del sufrimiento de las demás mujeres y entendiendo que las cosas no necesitan cambiar. Este grupo suele saber por sus propias experiencias previas lo dañoso y doloroso que es intentar moverse fuera de la lógica patriarcal de nuestras sociedad. Por ese motivo, debería tener la obligación moral de denunciar las injusticias sociales y luchar por un mundo mejor para todas las mujeres que sufren. 

¡Sumar y multiplicar!


El contraste a la oposición:
La Sororidad

Así, volvemos al concepto de la sororidad mencionado al principio. Se trata de una oposición feminista al concepto de fraternidad (la relación entre hermanos - frater), que representa la comunión de intereses de los hombres y históricamente siempre fue un instrumento de defensa del androcentrismo. Desgraciadamente, en distintos grados, casi todas las mujeres del mundo vivimos en sociedades construidas con base en normas patriarcales que garantizan los privilegios sociales masculinos mientras tratan las mujeres como menos importantes y con menos derechos. Así, la sororidad (relación entre hermanas - soror) refuerza la comunión universal de intereses y necesidades femeninas. Lo que afecta a una mujer en Siria o Nigeria o cualquier otro país del mundo, es una agresión a los derechos de todas las mujeres, y nosotras, como hermanas, tenemos que luchar para acabar con toda forma de misoginia. Lo que afecta a una afecta a todas. 
Nos unimos contra la cultura patriarcal que mutila niñas arrancándoles violentamente la parte más femenina de sus cuerpos; nos unimos contra el sexismo que favorece el femicidio y todos los tipos de violencia machista; nos unimos contra la falocracia que permite la explotación sexual de mujeres, adolescentes y niñas; nos unimos contra el androcentrismo que impide que mujeres reciban el mismo valor que hombres y que no puedan desarrollar todo su potencial; contra la doble jornada donde las mujeres además de trabajar en el mercado formal aún tienen que trabajar en el hogar mientras los hombres disfrutan de sus privilegios; nos unimos en favor de que las responsabilidades de los hogares sean compartidas y redistribuidas; por la libertad de identidad y orientación sexual; por la ruptura de los roles de género; por la liberación y por la real propiedad de nuestros cuerpos; por el fin de todos los estigmas y prejuicios; por la libertad de no sentir miedo; por la igualdad real: social, cultural y jurídica; por una vida digna y plena para todas las mujeres del mundo; nos unimos para hacer un mundo mejor y más justo para todos y todas. Nos unimos: cis, trans, ¡mujeres!

¡Sumar y multiplicar, no dividir!

2 comentarios:

  1. Guapa....estamos contigo. Tú nos haces más fuerte como mujeres a nosotras y nos enseñas que las mujeres juntas podemos con todo.

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  2. Excelente e esclarecedor trabalho sobre o preconceito do gênero feminino contra a comunidade GLBT, posto que essa exclusão pode fortalecer apenas a “igualdade” econômica dos gêneros em detrimento dos demais excluídos que ousam sair dos porões de uma sociedade “fraternalmente” hipócrita

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